“Nietos, narcos y robots: ¿quién limpia la chimenea del mundo?”

Limpiando la chimenea30/10/2025 Eduardo Servente

POSDATA Press| Argentina

Por Eduardo Servente| Ing. civil, productor de contendio y conductor de radio

El episodio comienza con un reencuentro entre el Ingeniero Eduardo Servente y el Dr. Claudio Plá, tras un viaje que se entrelaza con el vértigo electoral argentino. En pleno vuelo, sin Wi-Fi, se entera por otros pasajeros que Milei ha ganado. La sorpresa da paso a una lectura crítica del sistema electoral, la participación ciudadana y el rol de los intendentes.

Desde allí, el diálogo se abre hacia las escenas invisibles del poder: reuniones en el Teatro Colón, inversiones en litio y chips, tensiones entre China y EE.UU., y el rol de figuras como Trump. Se menciona la inteligencia artificial como oráculo geopolítico y se plantea a Argentina como posible refugio ante un “Chernóbil global”.

El relato se adentra en el narcotráfico brasileño, sus estructuras político-económicas, y la infiltración institucional. Se trazan paralelismos con la mafia siciliana y se recuerda la escena de El Padrino como metáfora de una sociedad donde lo visible convive con lo oculto.

La espiritualidad aparece como freno simbólico a la ferocidad humana: evangelistas y proyectos como “Los Espartanos” logran cierta transformación en contextos carcelarios. Luego, una anécdota tierna: el nieto de uno de los conductores quiere llevar a su abuelo al jardín para hablar de sus raíces italianas. Esa escena funciona como contrapunto ritual.

El cierre vuelve al vértigo global: migraciones, natalidad, inteligencia artificial, desplazamiento laboral y el miedo como telón de fondo. Porque limpiar la chimenea es también mirar el hollín, encender las brasas y contar las historias que nos sostienen.

Te comparto segmentos de este programa de menos de un minuto y te espero en nuestro canal de YouTube para que disfrutes como nosotros de una charla entre amigos. En breve verás la primera parte de este último programa aquí.

“Ganó Milei, 40-30, yo no lo podía creer…”