

POSDATA Press| Argentina
Desde hoy abrimos un mapa. No un mapa geográfico, sino uno de memoria viva. Un cielo de palabras donde cada fecha es una estrella, cada efeméride un gesto que dejó huella. Nace Constelaciones literarias, una columna que no enumera datos, sino que los enciende. Porque detrás de cada nombre hay un cuerpo, una historia, una herida o una celebración que merece ser dicha.
No venimos a recordar por costumbre, sino a encender la palabra como acto de memoria. A cada mes lo recorreremos como quien camina un cielo nocturno: buscando luces antiguas que aún nos hablan. Escritores que nacieron, libros que cambiaron el mundo, voces que partieron dejando ecos. Todo eso cabe en este archivo vivo que no olvida.
Este es un espacio para detenernos, mirar hacia arriba y decir: “Aquí, en esta fecha, alguien escribió algo que aún nos sostiene”.
Bienvenides a Constelaciones literarias. Que cada entrega sea una vela encendida en el altar de la palabra.

Retratos breves
1 de noviembre – Homero Manzi (1907) No nació solo un letrista. Nació un hombre que supo mirar la ciudad con ojos de tango. “Malena canta el tango como ninguna”, escribió, y con esa frase le dio voz a todas las mujeres que cantaban desde el margen. Murió joven, pero dejó versos que aún lloran en cada esquina.
7 de noviembre – Albert Camus (1913) Camus nació en Argelia, entre la arena y la filosofía. Su madre era analfabeta, su padre murió en la guerra. Él escribió El extranjero para decir que la indiferencia también mata. Cuando recibió el Nobel, dijo: “Mi madre no entiende qué es eso, pero está orgullosa”. Y eso bastaba.
12 de noviembre – Sor Juana Inés de la Cruz (1651) Nació en un mundo que no quería que pensara. Aprendió a leer a los tres años, pidió disfrazarse de hombre para ir a la universidad. No la dejaron. Entonces escribió desde el convento, con furia y dulzura. “Hombres necios que acusáis…” sigue resonando como un grito que no envejece.
16 de noviembre – José Saramago (1922) Nació en una aldea portuguesa, donde la pobreza no impedía pensar. Fue cerrajero, periodista, comunista, ateo, abuelo de la lucidez. Escribió Ensayo sobre la ceguera para hablar de lo que no queremos ver. Cuando ganó el Nobel, dijo: “La literatura no cambia el mundo, pero cambia a las personas que pueden cambiar el mundo”. Y eso basta.
18 de noviembre – Marcel Proust (1922) Murió el hombre que escribió siete tomos para atrapar el perfume de una magdalena. En busca del tiempo perdido no es solo una novela: es un intento desesperado por retener la infancia, el amor, el temblor de lo que ya no está. Proust no quería que el tiempo pasara. Quería que se quedara a conversar.
20 de noviembre – León Tolstói (1910) Tolstói murió en una estación de tren, huyendo de su propia vida aristocrática. Había escrito Guerra y Paz, Ana Karenina, y luego renunció a todo. Quería vivir como campesino, como profeta, como hombre que busca sentido. Su muerte fue un gesto radical: dejarlo todo para encontrarlo todo.

22 de noviembre – Aldous Huxley (1963) Murió el mismo día que Kennedy y C.S. Lewis. Pero su partida fue silenciosa. Autor de Un mundo feliz, imaginó una sociedad donde la felicidad era obligatoria y la libertad, un estorbo. Pidió que le administraran LSD antes de morir. Quería irse viendo colores, no sombras.
23 de noviembre – Alfonso X El Sabio (1221) No fue solo rey. Fue traductor, compilador, protector de saberes. Mandó escribir las Cantigas de Santa María, las Siete Partidas, y abrió la puerta a la prosa castellana. Su sabiduría no era solo política: era poética, jurídica, musical. Un monarca que entendía que gobernar también era narrar.
25 de noviembre – Lope de Vega (1562) Nació el Fénix de los Ingenios. Escribió más de mil comedias, amó a muchas mujeres, peleó en guerras, fue sacerdote y poeta. Su vida fue exceso, pero su pluma fue precisión. Si el Siglo de Oro tuviera corazón, latiría con sus versos.
25 de noviembre – Arturo Pérez-Reverte (1951) Nació el cronista de la guerra y la literatura. Creador del Capitán Alatriste, testigo de conflictos armados, defensor de la palabra como espada. Su estilo es seco, pero su mirada es profunda. Escribe como quien dispara: con puntería y convicción.
27 de noviembre – Gloria Fuertes (1998) Murió la poeta que hablaba con niños y adultos sin cambiar de voz. Su ternura era política, su humor era resistencia. “Me gusta la gente que vibra”, decía. Y ella vibró hasta el último verso. Hoy sigue siendo refugio y carcajada.
28 de noviembre – Washington Irving (1859) Autor de Cuentos de la Alhambra, fue el primer escritor estadounidense en vivir de su pluma. Viajó por España, amó Granada, tradujo leyendas y las volvió literatura. Su mirada extranjera supo ver lo que aquí a veces olvidamos.
30 de noviembre – Oscar Wilde (1900) Murió en París, pobre y humillado, tras haber sido el dandi más brillante de Londres. Autor de El retrato de Dorian Gray, dramaturgo de la ironía, mártir de la belleza. “Estoy muriendo por encima de mis posibilidades”, dijo. Y aún así, su palabra sigue viva.


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