“Entre nostalgia y petróleo: lo que dejó el último programa del año”

POSDATA Press | Argentina

Por Eduardo Servente. Ing. civil, productor de contenido y conductor de radio

El último programa del año se abre con un clima íntimo y cómplice: dos voces que se conocen, que se leen entre líneas y que usan el humor como puente para hablar de lo que realmente importa. Entre anécdotas de insolaciones, veranos intensos y micrófonos que apenas acompañan, el diálogo se desliza hacia un repaso generacional cargado de memoria cultural.

La muerte de Brigitte Bardot funciona como disparador. No solo como ícono de belleza, sino como símbolo de una época donde el cine, la creatividad y la libertad artística parecían tener un pulso distinto. Entre comparaciones con Sofía Loren, Brigitte Bardot y Jane Fonda, aparece la nostalgia por un tiempo donde el asombro era más fácil y el cine era un ritual compartido. Las historias de cines de barrio, pizzas escondidas en camperas y pósters adolescentes completan ese retrato de juventud que todavía vibra.

El programa avanza hacia un balance del año y una mirada hacia 2026. Entre astrología, signos de agua y fuego, aparece la pregunta inevitable: ¿qué va a pasar con la economía? La conversación se vuelve más técnica cuando entra en escena Vaca Muerta, el fracking, la minería y la posibilidad de que Argentina encuentre en sus recursos naturales un motor económico comparable —o superior— al campo. Pero también surge la advertencia: sin reglas claras y sin combatir la corrupción, cualquier oportunidad se diluye.

La corrupción, justamente, ocupa un tramo central del programa. Desde el caso de las pasteras en Uruguay hasta los escándalos recientes vinculados a la AFA, el Banco Central y figuras mediáticas, los conductores trazan un mapa de cómo la corrupción erosiona instituciones, oportunidades y hasta la vida cotidiana. El juego y las apuestas deportivas aparecen como otro síntoma: un negocio millonario que convive con la ludopatía, la manipulación y la falta de regulación efectiva.

El cierre vuelve a lo humano: recuerdos de casinos, aprendizajes sobre límites, anécdotas de juventud y reflexiones sobre cómo cada generación lidia con sus propios vicios, tentaciones y formas de sobrevivir. El programa termina como empezó: con humor, memoria y una mirada crítica que no pierde calidez.

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