El aliciente

POSDATA Press | Argentina

Por Luis García Orihuela 

Antes despertaba
lo primero era ver si estabas bien
Si habías pasado una buena noche.
Luego llegarían las preguntas
cotidianas, en su mayoría
repetitivas, sencillas...
Un beso de buenos días,
El café. Iniciaba el día.

Era mi aliciente
Mi aire
Mi vida.

Ahora un fantasma errante
recorre los pasillos
esperando oír tu voz
llamándome con cariño
pero solo responde el silencio
a mi deseo, a mi esperanza inútil

Hoy soy una sombra que camina
sin rumbo
sin destino
sin apellidos...
Anónima.

Tu, ahí, callada.
Yo, con horas dadas
por el Hacedor
que hoy
me sobran,
y no se bien
como compartirlas,
o con quien.

He vivido a tu lado
más  años que sin ti.
Has sido mi norte, mi brújula, mi compañera de viaje.

Has sido el faro
que con su haz de luz
me alejaba del peligro,
y me indicabas
cual debía de ser mi camino.
mi sendero a seguir.

Hoy mi aliciente
dejó de existir,
mi lucha carece de sentido
Las palabras dejaron
de tener razón y sentido.
Tripulo una barca
que apenas
se mantiene a flote
en el amanecer de cada día.
Soy su único pasajero
y me faltan fuerzas
para seguir remando
y llegar a una orilla
en la que nadie
me espera.