
POSDATA Press | Argentina
Cleopatra VII Philopator fue mucho más que la amante de César o la musa de Shakespeare. Fue estratega, políglota, filósofa, madre, reina y símbolo. La historia oficial la ha reducido a una figura seductora, pero lo que no se dice —o se oculta— es que fue una mujer que desafió el poder romano con inteligencia, teatralidad y una voluntad feroz.
Lo que dice la historia
Fue la última reina de la dinastía ptolemaica, de origen griego-macedonio, no egipcio.
Gobernó Egipto entre el 51 y el 30 a.C., en un momento de crisis política y expansión romana.
Se alió con Julio César y luego con Marco Antonio, no solo por amor, sino por estrategia.
Hablaba al menos nueve idiomas y fue la única de su dinastía en aprender egipcio.
Se proclamó encarnación de la diosa Isis, fusionando poder político y simbólico.
Murió por suicidio tras la derrota en la batalla de Actium, según la versión más difundida.
Lo que no se dice
Que su imagen de “femme fatale” fue construida por Octavio (luego Augusto) para justificar su guerra contra ella.
Que su belleza no era su principal atributo: Plutarco escribió que su encanto estaba en su voz, su inteligencia y su presencia.
Que fue una líder amada por su pueblo, que promovió el arte, la ciencia y la cultura egipcia.
Que su muerte fue también una estrategia: evitar ser exhibida como trofeo en Roma.
Que su legado fue borrado sistemáticamente por los vencedores, y su tumba, ocultada.
¿Por qué fue tan temida?
Porque representaba lo que Roma no podía controlar:
- Una mujer con poder político real.
- Una reina que no se subordinaba a los intereses imperiales.
- Una figura que unía lo sagrado y lo político, lo femenino y lo estratégico.
- Una amenaza simbólica: si Cleopatra sobrevivía, Roma no podía narrarse como salvadora del mundo antiguo.
¿Por qué no se encuentra su tumba?
Porque probablemente ella misma se aseguró de que no fuera hallada.
Porque su tumba no era solo un lugar físico, sino un gesto de resistencia.
Porque los templos que podrían albergarla están bajo el agua, como la antigua Alejandría.
Porque encontrarla implicaría reescribir la historia desde otra perspectiva: la de una mujer que no fue vencida del todo.
Epílogo
Cleopatra no fue solo una reina. Fue una estratega del relato, una arquitecta de su imagen, una mujer que entendió que el poder también se juega en el símbolo. Que su tumba siga oculta es quizás su último acto de soberanía: no dejar que la historia la encierre en una vitrina romana.
Fuente:POSDATA Press / Imágenes creadas por PD con IA


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