Reaccionamos en redes, ¿pero quién sostiene en la vida real?

Sociedad09/10/2025POSDATA PressPOSDATA Press
  

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POSDATA  Press | Argentina

Hace unos días, una joven fue agredida en plena calle. Varios testigos grabaron el hecho, algunos lo compartieron con indignación en redes, pero nadie intervino. En otro rincón del país, una madre pidió ayuda para encontrar a su hijo desaparecido. El posteo se viralizó, pero en su barrio, nadie se acercó a preguntar si necesitaba algo.

Vivimos en tiempos donde la reacción inmediata parece más valiosa que la reflexión. Donde el juicio se lanza como piedra digital, pero el gesto de ayuda se retrae en la vida real. Nos hemos acostumbrado a opinar desde la distancia, a defender o atacar con hashtags, mientras en la vereda de enfrente alguien tiembla y nadie se acerca.

La intolerancia se disfraza de causa justa. La indignación se vuelve espectáculo. Y el silencio ante el dolor ajeno, una forma de complicidad.

¿Qué nos sucede? ¿En qué momento dejamos de mirar a los ojos? ¿En qué rincón se escondió la ternura?

Reaccionamos en redes, ¿pero quién sostiene en la vida real?

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Las redes sociales nos han dado voz, sí. Pero también nos han enseñado a gritar sin escuchar, a señalar sin comprender, a compartir sin acompañar. Y mientras tanto, en la calle, en la escuela, en el trabajo, en la familia… el que sufre queda solo.

Un tercer ejemplo: durante una marcha por los derechos humanos, cientos compartieron fotos con consignas. Pero cuando una vecina fue desalojada injustamente, nadie del edificio se ofreció a acompañarla a hacer la denuncia.

Las nuevas generaciones crecen entre pantallas que enseñan a reaccionar, pero no a reparar. A acumular seguidores, pero no vínculos. A construir identidades públicas, pero no intimidades sinceras.

No es una crítica. Es un llamado. A volver al cuerpo. A la presencia. A la pausa antes del juicio. A la mano extendida antes del comentario.

¿Dónde se esconde la ternura? La sociedad del juicio y la indiferencia

Porque si no somos capaces de cuidar al que está cerca, ¿de qué sirve nuestra voz en lo digital? Porque si no podemos sostener el dolor del otro, ¿qué tipo de sociedad estamos construyendo?

Este artículo no busca respuestas definitivas. Solo abrir una grieta en la costumbre. Una grieta por donde entre la luz. La del gesto que no se publica, pero que salva. La del abrazo que no se viraliza, pero que repara


Fuente:Este artículo forma parte del archivo vivo de POSDATA. Las imágenes que lo acompañan fueron diseñadas exclusivamente con AI para esta publicación.

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