“Donde florece un puesto, late una historia”

Sociedad17/10/2025POSDATA PressPOSDATA Press
  
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Crédito:economía histórica

POSDATA Press | Argentina

En una esquina cualquiera, bajo un toldo improvisado, alguien acomoda sus productos con cuidado. No hay vitrinas ni grandes marquesinas, pero hay algo más poderoso: la voluntad de mostrar, de compartir, de resistir. Así nacen las ferias callejeras, esos espacios donde lo cotidiano se transforma en ritual de encuentro.

Orígenes: del trueque al tejido social

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Crédito:partir.com

Las ferias tienen raíces milenarias. En América Latina, los pueblos originarios ya practicaban el trueque como forma de intercambio comunitario. En Argentina, las ferias populares comenzaron a tomar forma en los márgenes urbanos durante el siglo XX, especialmente en contextos de crisis económica. En los años 80 y 90, con el desempleo en alza, muchas personas encontraron en la venta callejera una forma de subsistencia. Pero no era solo economía: era también dignidad, creatividad y pertenencia.

Ejemplo emblemático: la Feria de Mataderos, nacida en 1986 en Buenos Aires, no solo ofrecía productos regionales, sino que celebraba la cultura gauchesca, la música y la danza. Era una feria, sí, pero también un acto de memoria.

 Propósitos: más allá de vender
Cada puesto en una feria es una historia. Una madre que cocina para sostener a su familia. Un joven diseñador que busca mostrar su arte. Un migrante que comparte sabores de su tierra. Las ferias no solo venden: visibilizan, conectan, reparan.

En tiempos recientes, las ferias de Economía Social han ganado fuerza. Espacios como la Feria del Parque Centenario o las ferias itinerantes de emprendedores en Rosario y Córdoba se han convertido en plataformas de inclusión, donde el Estado, las cooperativas y los colectivos barriales se articulan para sostener el trabajo autogestivo.

Lugares: el mapa emocional de la ciudad

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Crédito:inclusión.gob.ec

Las ferias se instalan en plazas, veredas, parques, estaciones. No son solo puntos geográficos: son nodos afectivos. Allí se cruzan generaciones, se comparten recetas, se escuchan historias. El espacio público se resignifica como territorio de lo común.

En Misiones, por ejemplo, el balneario El Brete se transformó en un punto de encuentro gracias a una feria que reunió más de 60 variedades de productos locales. Lo que era un paseo se volvió mercado, y lo que era mercado se volvió comunidad.

Beneficios: lo tangible y lo simbólico

  • Económicos: ingresos directos para miles de familias.
  • Culturales: difusión de saberes, oficios y tradiciones.
  • Sociales: fortalecimiento de redes comunitarias.
  • Emocionales: reconocimiento, autoestima, pertenencia.


Motivos: la chispa que enciende el puesto
 

¿Por qué alguien decide emprender en una feria? Porque necesita, sí. Pero también porque cree. Cree en su producto, en su historia, en su barrio. Porque quiere mirar a los ojos a quien compra. Porque quiere que su trabajo tenga rostro, voz y abrazo.

Fuente:Posdata press

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